Fallo silencioso de Windows 11: La actualización KB5067036 que deja el administrador de tareas abierto y devora tu CPU

Una vez más, una actualización acumulativa de Windows 11 ha generado más dolores de cabeza que soluciones. Microsoft ha confirmado oficialmente la existencia de un fallo recurrente y persistente asociado a la última versión de su sistema operativo, específicamente a la actualización KB5067036 (parte de la release 24H2) y las subsecuentes. Este bug ha provocado una oleada de consultas y quejas en foros tecnológicos, ya que afecta directamente al rendimiento del sistema y al consumo de recursos.

El problema, catalogado como un «problema conocido» por la propia Microsoft, se centra en el Administrador de Tareas (Task Manager). Los usuarios que instalan la KB5067036 experimentan un fenómeno molesto y, a veces, silencioso: el proceso del Administrador de Tareas no se cierra correctamente cuando la ventana de la aplicación es finalizada. En lugar de detenerse, el proceso principal (Taskmgr.exe) sigue ejecutándose en segundo plano, a menudo consumiendo una cantidad significativa de ciclos de CPU y memoria RAM.

La ‘Fuga’ de recursos y su impacto en el usuario

El impacto de este fallo es doble y afecta gravemente la experiencia de usuario, especialmente en portátiles y equipos con especificaciones limitadas:

  1. Consumo Excesivo de Batería: En dispositivos portátiles, el hecho de que el proceso del Administrador de Tareas permanezca activo en segundo plano significa que el sistema nunca entra completamente en un estado de reposo de baja energía. Esto se traduce en un drenaje de batería considerable y una autonomía reducida para los usuarios en movimiento.
  2. Pérdida de Rendimiento (Ralentización): Si un usuario abre y cierra el Administrador de Tareas varias veces a lo largo del día, se acumulan múltiples instancias del proceso Taskmgr.exe en segundo plano. Esta acumulación consume recursos de la CPU y la memoria, lo que puede llevar a una ralentización general del sistema, lags en la interfaz y un rendimiento deficiente en aplicaciones exigentes o videojuegos.

La respuesta de Microsoft y soluciones temporales

La noticia más reciente es que, si bien Microsoft ha reconocido el bug, la corrección oficial a través de un nuevo parche acumulativo se está demorando. La compañía ha prometido incluir una solución en el próximo ciclo de Patch Tuesday, posiblemente en enero de 2026, tras la pausa de mantenimiento de diciembre.

Mientras tanto, la comunidad tecnológica y los expertos en Soporte Técnico de Windows han ideado algunas soluciones temporales que se han vuelto muy consultadas:

  • Finalización Manual: La solución más inmediata es abrir nuevamente el Administrador de Tareas y, desde la pestaña Detalles, buscar y finalizar la instancia de Taskmgr.exe que esté activa en segundo plano. Sin embargo, esto debe hacerse después de cada uso, lo que resulta tedioso.
  • Desinstalar la Actualización: Para los usuarios más afectados por la pérdida de rendimiento, la recomendación más drástica es desinstalar la KB5067036. Esto se puede hacer desde el panel de Historial de Actualizaciones en la configuración de Windows, lo que devolverá el sistema a un estado anterior al bug. No obstante, desinstalar actualizaciones implica renunciar a los parches de seguridad que esta release contenía.
  • Herramienta de Diagnóstico: Se han creado scripts no oficiales que fuerzan el cierre de todas las instancias de Taskmgr.exe a intervalos regulares, una medida que, aunque funcional, no es ideal y puede generar otros errores de software.

Un patrón preocupante en Windows 11

Windows-10-ESU-fallo-critico-KB5068781_portada

El incidente relacionado con la actualización KB5067036 no es un caso único ni un evento aislado en la trayectoria de Windows 11. De hecho, Windows 11 ha sido objeto de críticas constantes y reiteradas debido a la inestabilidad que, según se reporta, introducen sus actualizaciones mensuales. Esta situación ha provocado una creciente frustración entre los usuarios, tanto en el ámbito empresarial como en el doméstico, quienes dependen de un sistema operativo que sea estable, confiable y predecible en su funcionamiento diario.

Los fallos y errores que se han manifestado a raíz de la implementación de diversas actualizaciones KB han generado una desconfianza palpable y generalizada en el proceso de actualización automática de Windows. Esta desconfianza ha llevado a un número significativo de usuarios a optar por retrasar la instalación de las actualizaciones, o incluso a pausarlas por completo, ante el temor fundado de que la aplicación de estas nuevas versiones pueda desencadenar nuevos problemas de rendimiento en sus equipos o generar incompatibilidades con el hardware o el software que utilizan habitualmente.

En este contexto, la esperanza de la comunidad de usuarios está ahora depositada en el equipo de desarrollo de Microsoft, con la expectativa de que la solución que se implemente en enero de 2026 sea definitiva y logre resolver los problemas de fondo que aquejan al sistema operativo. Se espera, además, que esta solución no introduzca nuevos errores de sistema ni genere efectos secundarios no deseados, consolidando así la estabilidad y la confiabilidad que los usuarios demandan de Windows 11. La clave reside en que Microsoft logre ofrecer una actualización que restaure la confianza en el proceso de actualización y garantice un entorno de trabajo estable y productivo para todos los usuarios.